“Por un Chile libre de grasas trans”. Ésta es la consigna con la que la Organización de Consumidores y Usuarios presentó su más reciente estudio sobre la cantidad de este componente en margarinas y snacks, alertando que la normativa todavía es muy permisiva, pues permite un máximo de 2 gramos de presencia de éste y rotular “libre de grasas trans” pese a que puede tener hasta 0,5g.
Las grasas trans son un aditivo industrial que se agrega a los alimentos para que éstos tengan mayor resistencia a la descomposición en los estantes de las tiendas. Sin embargo, estos ácidos grasos tienen un efecto nocivo en la salud, afectando directamente los niveles de colesterol, aumentando notablemente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y, también, se le ha asociado al desarrollo de algunos tipos de cánceres. Es por ello que en algunos países, como Estados Unidos, Argentina, Dinamarca, Islandia y Suiza han limitado severamente su utilización; y la Comisión Europea ha aconsejado limitar estas sustancias en alimentos producidos en la Unión Europea. En Chile, en tanto, el Ministerio de Salud estableció un máximo del 2% del contenido total de un producto como límite.
En este contexto, ODECU decidió someter a pruebas de laboratorio a un total de 49 productos, entre alfajores, bizcochuelos, barras de cereal, galletas, papas fritas, tortillas de maíz, cereales horneados y margarinas. Para la selección de la muestra, la organización de consumidores realizó un sondeo en los principales supermercados y farmacias de Santiago.
Resultados
A través del análisis de laboratorio, ODECU pudo determinar la cantidad de grasas trans y la materia grasa total de cada uno de los productos. Los resultados fueron expresados en base a 100 gramos y se contrastaron con la información rotulada por cada una de las marcas.
Los resultados dan cuenta que si bien todas las marcas analizadas cumplen con el artículo 115 del Reglamento Sanitario de Alimentos, todas poseen algún porcentaje de grasas trans. En esta línea, ODECU destaca que en el grupo de margarinas, Great Value es la marca que menos grasas trans presenta (0,03g), mientras que Sureña es la que posee la mayor cantidad de este aditivo (0,50g).
Entre los alfajores y bizcochuelos, TKCH es la marca con menor cantidad de grasas trans (0,02g), por el contrario, Braunichoc es la de mayor (0,18g).
Chips ahoy, Chips Choc y Mini Kuky, son las marcas de galletas con menores valores de grasas trans (0,02g cada una); en tanto Dos en Uno es la con mayores números (0,7g).
En cuanto a los snacks, Jumbo, Lays y Marco Polo poseen 0,01g de grasas trans, mientras que Moms presenta 0,42g para cada 100 gramos.
Finalmente, entre las marcas de barras de cereal, Tento es la de menor cantidad de grasas trans (0,01g) y Hersheys la de mayor (0,14g).
ODECU, por otra parte, advierte que no todas las marcas precisaron sus niveles de grasas trans en la rotulación de sus productos, y sólo declaran poseer “cero grasas trans”. Es por ello que, para poder realizar la comparación de los resultados de laboratorio con la información del rotulado, la organización de consumidores debió aplicar lo que los fabricantes suelen llamar el “factor de protección”, es decir, otorgar un 20% de margen a lo declarado en el envase del producto.
ODECU declara
La Organización de Consumidores y Usuarios (ODECU), a través de su presidente, Stefan Larenas, se manifestó preocupado por los resultados del estudio. “Los resultados son alarmantes si se toma en cuenta que estos productos no son los únicos alimentos procesados, que contienen grasas trans que consume la gente diariamente”.
ODECU apuntó especialmente a la alimentación de los escolares. “Si se hace la suma, para el desayuno un niño puede comer pan con margarina; luego, en la colación, un paquete de galletas; en el almuerzo, como postre, una barra de cereal; más tarde, una nueva colación de papas fritas; en la once, nuevamente pan con margarina; finalmente, una colación nocturna de alfajores o bizcochuelos. En definitiva, un niño puede consumir fácilmente 1,4 gramos de grasas trans diarias, sólo en base a los productos que nosotros hemos analizado. El riesgo de algún problema cardiovascular es sumamente elevado”.
Acerca de los efectos nocivos para la salud, el Dr. Jaime García Birón, nutriólogo, dio a conocer que existe amplia evidencia internacional, y desde hace ya dos décadas, que “las grasas trans provocan un aumento en las probabilidades de enfermedades cardiovasculares, al cambiar los niveles de colesterol, disminuyendo el bueno y elevando el malo. Se ha demostrado que este desajuste en el metabolismo de los lípidos a la larga conduce a un problema de cardiopatía coronaria en los pacientes”.
Por otro lado, agregó el especialista, “se ha visto que las grasas trans provocan mayor incidencia de cáncer, especialmente de mama en la mujer, y digestivo- de intestino delgado y grueso- en hombres y mujeres. Por lo tanto, los niveles que se están consumiendo hoy día implican un riesgo de salud pública”.
Debido a esto es que ODECU hace un llamado al Ministerio de Salud para que “prohíba la utilización de estos aditivos tan dañinos, de modo que seamos un país libre de grasas trans”.
“Estos snack industrializados en su totalidad son alimentos altamente calóricos y con la presencia de ácidos grasos trans, lo que influye directamente en nuestra realidad nacional donde el sobrepeso y la obesidad en niños menores de 6 años alcanza las cifras de dos dígitos 32,2% y 10,3 % respectivamente, lo que es altamente preocupante”, señala un estudio de 2013 del Ministerio de Educación de Chile, en base a un análisis de controles niño sano en la red del sistema público de salud.
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