[Columna] Sernac: de un león sin dientes a un león sin ganas

Fuente: The Clinic 
Fecha: 16 de noviembre 2020 

El acuerdo del Sernac con dos de las tres farmacias coludidas debiera ser rechazado porque atenta contra el derecho de los consumidores afectados a la reparación e indemnización. Veamos por qué.

En 2013 Sernac demandó a las tres farmacias coludidas por 27 mil millones de pesos, correspondiente al monto de ingresos ilegítimos, determinado por la FNE.

En diciembre de 2019, el tribunal de primera instancia, condenó a las tres farmacias coludidas por cerca de dos mil millones de pesos, $2.021.878.270, correspondiente al 7% los montos malhabidos definidos por la FNE y solicitados por Sernac.

¿Por qué este organismo prefirió llegar a un acuerdo con las farmacias coludidas en vez de apelar el fallo? El 11 de noviembre de 2020, la institución presentó al tribunal un acuerdo con dos de las tres farmacias coludidas, por casi 1.400 millones de pesos y que alcanza sólo a 53 mil consumidores.

El acuerdo se basa en los montos determinados por el tribunal en primera instancia más reajustes e intereses, no en la solicitud original del Sernac. Definió, arbitrariamente, repartirlo sólo entre los consumidores de 26 remedios coludidos, excluyendo a los consumidores de los 180 remedios coludidos restantes. Además lo distribuyó por partes iguales, en circunstancias que los daños varían, dependiendo del remedio.

¿Por qué sería un buen acuerdo indemnizar por sólo el 5% del monto de los ingresos ilegítimos de las farmacias a tan sólo los consumidores del 12% de los remedios coludidos?

El listado de las 53 mil personas afectadas por los 26 remedios, fue construido por el Sernac rut a rut con información facilitada por las propias empresas. Son ellas las que tienen la información para calcular al peso el daño causado a cada uno de los consumidores.

Los consumidores tienen derecho a la reparación e indemnización adecuada y oportuna de todos los daños materiales y morales, y este acuerdo no lo respeta. No puede haber consumidores de primera y segunda clase. Es común decir que el Sernac es un león sin dientes. Esta vez habría que agregar que  tampoco tiene ganas. En los hechos, el Sernac ha renunciado a su deber de proteger los derechos de todos los consumidores.

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