Por Stefan Larenas Riobó
Entregar información a los consumidores para elegir un automóvil más seguro es un retroceso. O al menos, eso pareciera sugerir la columna firmada por el representante de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) el pasado 9 de septiembre en El Mostrador, Sr. Diego Mendoza, en contra de la propuesta de etiquetado vehicular del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones (MTT).
De acuerdo con el representante de ANAC, y a fin de fortalecer su argumento, la homologación del
Centro de Control y Certificación Vehicular (3CV) sería suficiente para que el consumidor pueda elegir de forma informada, obviando el hecho que ni el 3CV ni ninguna otra entidad en Chile realiza pruebas de choque, las cuales consisten en mostrar la solidez o la seguridad del vehículo en cuanto a resistir un choque de forma frontal y/o lateral.
Como una forma de denostar la propuesta, el señor Mendoza de forma maliciosa sostiene que NCAP sería una ONG internacional de oscuro financiamiento que «realiza testeo de colisión catastrófica (…) que compra a través de compradores misteriosos». El mismo, debiera saber que el mentado comprador misterioso no es ni más ni menos lo que se denomina «cliente oculto» que no sólo es utilizada en los casos de compra de vehículos como el mencionado, sino también es realizada por las organizaciones de consumidores a nivel mundial con el fin de entregar una información independiente a los consumidores y es una metodología ampliamente validada.
El mismo señala que en Chile se comercializan no menos de 1.800 modelos. Sin embargo, lo que evita decir es que, según la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (CONASET), el año 2021 hubo 80.751 siniestros de tránsito, con 1.688 personas que perdieron la vida, lo que significa un 13.7% de aumento de fallecidos en comparación con el periodo anterior.
El representante de ANAC sabe (o debería) que LATINNCAP es parte de un conglomerado internacional con base en GlobalNCap y EuroNCAP con más de 40 años de experiencia en pruebas de choque, que ha permitido elevar los estándares de seguridad de muchos modelos de automóviles que hoy circulan en las calles de las principales urbes de Europa. También, sostiene que LATINNCAP es una organización internacional que no tiene jurisdicción en el caso de nuestro país. De esta manera él, a sabiendas, evita mencionar que esta organización cuenta con dos representantes en Chile con personalidad jurídica vigente para representar tanto a los dueños de automóviles por medio de Automóvil Club de Chile como a los consumidores a través de la Organización de Consumidores y Usuarios (ODECU).
ANAC busca, en definitiva, a través de la tergiversación de la información existente, impedir que el consumidor tenga una información de la cual hoy carece y que, al contrario de su idea central, el nuevo etiquetado significa un gran avance en el derecho que tenemos los consumidores a una información veraz y oportuna, como lo consagra la ley.
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